Páginas

    Fantasmas Del Ático

    lunes, 26 de septiembre de 2011

    Dementium

    Abres los ojos y ves todo negro. Te giras sobre ti misma pero da igual. No eres capaz de ver nada. Miras al suelo, y aunque sabes que estás de pie sobre algo sólido tampoco alcanzas a ver qué es. Extiendes las manos buscando alguna pared, pero tus manos no aparecen. Las sientes, sabes que están ahí, pero tampoco eres capaz de verlas… como el resto de tu cuerpo. Parece que estas y no estas a la vez. Te entra miedo, inseguridad y hasta claustrofobia. Sabes que la última sensación es absurda puesto que no sabes si estas encerrada en algún sitio, pero da igual. Te falta el aire. Comienzas a andar con la certeza de que tienes los brazos estirados. Nunca tocas nada. Nuca alcanzas nada. No te caes, no hay escaleras, no hay paredes, no hay luz, no hay ruido, no hay olores, no hay nada. Solo tú y esa oscuridad por la que andas sin rumbo fijo. De pronto, sobresaltándote, parece que atisbas a ver un pequeño punto de luz. Quieres pensar que es real, que es la salida de aquel lugar sin nombre. Corres. Corres sin importante si te chocas con algo que no existe, corres como si valiese para algo, corres como si solo eso pudiese mantener la poca esperanza que te queda. El punto se hace más grande. Parece una mancha blanca cuyos bordes están difusos. No sabes que es, no sabes si podrás tocara, atravesarla…. Pero te lanzas desesperada hacia ella. Desaparece. El blanco desaparece, el suelo también… y de pronto estas cayendo al vacio sin saber qué hacer. Te entran ganas de llorar, piensas que al final de la caída morirás, o incluso se te pasa por la mente que nunca llegaras hasta el final. Que estarás cayendo eternamente.  Chocas por primera vez contra algo. Está frío. Bueno, en realidad no estás sobre algo que este frío. Sino que hace frío en general. Empiezas a congelarte mientras la soledad te rodea sin que puedas verla. Empiezas a tiritar mientras pierdes poco a poco la cordura. Sientes que algo se está acercando, pero no sabes por dónde ni a qué velocidad. Intentas comprender qué pasa, qué va a ocurrir. Cuando la soledad te ha rodeado y la cordura te ha abandonado, sientes que tu pelo se revuelve con un viento que no es viento. Que pierdes algo con cada ráfaga de aire. Te das cuenta de que lo que pierdes son los recuerdos. El olvido te ha hecho una visita y tú le has dejado entrar despistada. Pero no recueras haber abierto ninguna puerta. Sientes un fuerte dolor en el brazo. Te lo miras y ves que sale sangre. No ves la herida… solo el líquido rojo que abandona tu cuerpo y la vida que te abandona en cada gota que se desliza por la punta de tus dedos hasta desaparecer en la oscuridad. Cuando eres vagamente consciente de que no tienes  a nadie alrededor, que no va venir nadie a salvarte, que no eres capaz de hilar más de dos palabras correctamente, que intentas gritar pero tus cuerdas vocales no emiten ningún sonido, y que has olvidado todo lo que considerabas importante… entonces… te sientes perdida en medio de nada, sin nada por lo que luchar, sin saber qué hacer y con una gran interrogación. ¿Qué has hecho para haber llegado hasta allí?



    ["Dementium" es en sí un juego de terror basado en un manicomio]


    Princess_of_Hell

    1 comentario:

    Chat gratis