- Quiero escribir algo esta mañana. No sé, sobre gatos y conversaciones románticas. Ya sabes. De las que a veces tenemos tú y yo.
- Pues tú verás - me contestó.
Le puse cara de niña buena triste y le dije:
- ¿No me vas a ayudar? Yo pensaba que me ibas a decir algo bonito. Alguna de tus cursiladas pastelosas. De esas con las que consigues que se me quede cara de idiota.
Se echó a reír. Estaba claro que pensaba que no tenía remedio, pero de verdad que aquel día quería dejar por escrito una de esas conversaciones sin sentido que tanto me gustaban.
- ¿Qué quieres que te diga pequeña gatita presumida?
Me quedé mirándolo sin reaccionar. Sonrió y me abrazó muy fuerte.
- Parece mentira que a estas altura de la vida no te des cuenta de lo pequeñita y adorable que eres.
Y nos quedamos en silencio. Al final no conseguí una frase para escribir.... pero fue algo que dejó de tener importancia.
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