Me confundes.
Te confundo.
Y nos consumimos una y otra vez hasta rozar los límites permitidos.
Hasta convertirnos en ceniza.
Hasta que nos morimos de miedo y desaparecemos.
Hasta que el resultado de la ecuación se complica demasiado.
Hasta que rozamos lo desconocido.
Hasta que un día nos cansemos y en un arrebato de enfado nos fumemos todos estos años en la barra de un bar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario