Esas ganas de besarte. Si, esas ganas de que te olvides de todo y me beses como si no existiese mañana. De que me calientes la boca con algo que no tenga nada que ver con el Tequila. De que me abraces muy fuerte y me dejes sin aire. De que me mires de esa forma que tú sabes y hagamos una pequeña guerra que sé que perderé instantes después. De que cojas esa maldita cuerda y nos enredemos juntos en ella.
Esas terribles ganas de ver una película en tu cama mientras
comemos palomitas. De que te vuelvas loco, me secuestres y pongas rumbo a un
destino desconocido. De que me arranques la ropa sin miramientos. De que te
olvides que soy una niña y me hagas tuya.
Esas terribles ganas de creerme cada una de tus promesas
imposibles. De soñar que a lo mejor son de verdad. De atreverme a confiar en ti
y que no me importe se algún día me haces daño. De quedarme desnuda y olvidarme
el escudo de hierro a los pies de tu cama. De que me conozcas al 100% y que a
cambio pasemos noches en vela descubriendo tus secretos. Esas ganas de saber de
ti porque sé que tienes mucho que ofrecer.
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