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    Fantasmas Del Ático

    miércoles, 28 de marzo de 2012

    ¿Cómo dirías que es tu vida?

     El despertador consigue que lo tire a través de la ventana, vivo en un tercer piso. Me da igual, ya comprare otro. Me quito la ropa, la tira al suelo, y la tiro al baño. La misma rutina de siempre, la misma monotonía. El agua está congelada. Hace tres días que no hay agua caliente en el edificio. Me siento valiente y heroico cuando siento cuando mis huesos congelan. El espejo me muestra un rostro desmejorado, el pelo despeinado, los ojos apagados y una barba de varios días. Tengo el suelo lleno de papeles, de poesías, de historias imposibles, de recuerdos, y de miles de canciones de esas que te hacen llorar. Llorar de alegría. Tengo las paredes vestidas de cuadros sin nombres, de cuadros especiales. De esos que cuando los miras ves formas cambiantes dependiendo del día y del humor.
    Las risas de los niños a la entrada del colegio, me saca una sonrisa. Echo de menos mi infancia. Echo una mirada general a la habitación antes de salir de casa. Siempre me ha dado la impresión de que mi piso es una burbuja cambiante y diferente.
          -Entonces, ¿Cómo dirías que es tu vida?
          -Mi vida es aquella que está escrita con palabras.
          -¿Y qué pasa cuando te quedas sin ellas? – Replica la mujer que me está entrevistando.
          -Entonces dibujo. De ahí los cuadros.
          -¿Y si no sabes que dibujar?
          -Compongo  - Antes de que replique añado – siempre se pueden expresar de alguna forma las cosas, se pueden escribir los recuerdos, se pueden dibujar los estados de ánimo, y se puede expresar con la música los sentimientos. De una forma u otra, si queremos, podemos dejar nuestra vida en una caja en un conjunto de objetos.
          -Pero… por ejemplo, ¿y si no sientes nada?
          -Entonces deja un folio en blanco, listo para llenar el siguiente con cualquier cosa nueva.
          -¿Y si solo tienes ganas de llorar?
          -Pues llora.
          -Pero… ¿Cómo lo guardas?
          -Como quieras, para algo tenemos imaginación. ¿No?

     
                   
    

    viernes, 23 de marzo de 2012

    Más tarde… ya tocaría arrepentirse.

    [Siempre escribo estas cosas como “ella” y en pasado, pero es que parece que si es “ella” y es pasado… no destruye tanto]


    Tenía que pasar. Lo sabía. Tarde o temprano pasaría. Al principio del día fue tan ingenua de pensar que las lágrimas se caerían mezclándose con el agua de la ducha y que nadie se enteraría. Pero eso no pasó. No… tuvo que pasar esa noche. Esa noche que estaba con él después de llegar de una fiesta con un par de copas de más. Sus ojos se llenaron de agua y vieron borrosos como él se preocupaba alarmado pensando qué había hecho mal. Ella le abrazó para evitar que la viese así mientras intentaba contener el llanto como hacía siempre.
    -          Tranquila. – la dijo - ¿Qué te pasa?
    -          Nada.
    -          Sabes que me puedes contar lo que sea. Que yo siempre estaré ahí. ¿Puedo ayudarte en algo? – ella negó en la cabeza -  ¿Es por tus padres, por los estudios, por lo agobiada que estás últimamente? – ella movió la cabeza afirmativamente sin dejar de abrazarle - ¿Tiene algo que ver conmigo?
    Ella negó aquello rotundamente. ¿Cómo podía pensar eso? No se daba cuenta de que gracias a él  podía seguir cada día un poquito más. Que era gracias a él por el que a veces seguía estudiando aunque no creía en sí misma. No se daba cuenta de que abrazándola ya la estaba ayudando. Ya estaba dándola lo que más necesitaba.
    Pero claro… él no sabía que ella siempre lloraba sola cuando nadie la veía, que nunca se apoyaba en nadie ni le contaba las cosas más raras y destructivas que la pasaban. Nadie estaba nunca allí para darla un abrazo y decirla que todo estaba bien aunque fuese mentira. Aquello era nuevo. Al final acabó llorando sin poder evitarlo. Lloraba por todo en general. Por más que él la hablaba ella solo se limitaba a asentir, y hasta cuando consiguió hacerla sonreír… se quedó callada sin decir nada. Justo en ese momento, en el que las palabras “No sé qué haría sin ti” eran más ciertas que nunca, tampoco fue capaz de decírselas. A lo mejor era por eso. Porque nunca lo había sentido con tanta fuerza, y la daba miedo.
    Solo sabía que se había derrumbado en el momento equivocado, que no podía parar de llorar y que lo único que quería era quedarse abrazada a él intentando olvidar todo lo demás.
    Más tarde… ya tocaría arrepentirse.

     

    miércoles, 21 de marzo de 2012

    Necesito Respirar


    Necesito correr, necesito viajar, necesito escapar, respirar, tranquilidad. Necesito esconderme, camuflarme, disfrazarme. Quiero tranquilizarme, serenarme, dejar de ahogarme.
    Quiero un tren, soledad, agua, aire, arena y sal. Quiero una magnifica Torre Eiffel en medio del mar. Quiero una historia ajena que me puedan contar las gaviotas al pasar.
    Necesito distanciarme, aislarme, parar.
    Socorro, estoy en un bucle del que no sé escapar.
     

    lunes, 19 de marzo de 2012

    No creo que quererte sea...

    Dicen que las cosas cambian con el tiempo. Las personas, las situaciones, la importancia que le damos a las cosas. Y ha sido escribiendo esta entrada, cuando de verdad he sido totalmente consciente de ello.
    No creo que quererte sea:
    -          Decirte “Te Quiero” todos los días a todas horas.
    -          Tenerte de fondo de pantalla en el ordenador o en el móvil.
    -          Tener una foto nuestra de principal en la redes sociales.
    -          Crear una carpeta en tuenti solo para nosotros.
    -          Darte toques sin sentido cada 5 minutos.
    -          Escribirte “Te quiero” con todas las letras en vez de poner “Tq” o “Teloff”, según surja en ese momento.
    -          Acordarme todos los meses de una fecha en concreto. Yo no considero imprescindible saber cuánto tiempo llevo contigo. Lo que de verdad creo que importa es saber que no tengo intención de que se acabe.
    -          Dedicar cada una de mis entradas del blog a ti.
    -          Llenar la habitación de cursiladas.
    -          Gastarme millonadas en algún regalo.
    -          No querer dormir sola. Lo siento, pero mi almohada y yo de momento nos entendemos muy bien.
    -          Verte todos los días a todas horas.
    -          Prometerte cosas que no se saben.
    No creo que quererte sea esas mil y una estupideces. Creo que es algo más sencillo, algo más… de verdad, no tan artificial. Quererte es que sonría cada vez que pienso en ti, que me pase semanas planeando un regalo con miles de detalles y que en el resultado final casi no se haya invertido dinero, que te mire a los ojos y sienta que el mundo desaparece, saber que puedo contar contigo en cualquier situación y a cualquier hora… Son detalles más importantes, más sencillos, más… nuestros.

     

    lunes, 12 de marzo de 2012

    Fantasía Infantil


    No sé qué me encontraré en mi casa esta noche. Tengo que reconocer que estoy inquieta, nerviosa. Sí, es verdad. Llevamos un año juntos, pero esa mirada…
    Esta mañana me lo he encontrado en la puerta de mi casa, con una sonrisa increíble y con un brillo en los ojos especial. Me ha pedido las llaves de casa, y a cambio me ha dado una rosa verde esmeralda.
    -          ¿Y esto? – le he preguntado como una estúpida.
    -          Esto es solo el adelanto de lo que te espera esta noche pequeña.
    Me ha dado un beso, me ha dicho que me vaya muy bien en la universidad y me ha echado de casa. Llevo todo el día intentando estudiar, pero es imposible. Puedo pasar horas mirando el increíble color de la flor mientras una idea detrás de otra pasa fugazmente por mi incansable imaginación.
    Miro el reloj. Son la ocho. Suspiro. Cierro el libro de programación. Recojo las innumerables hojas de apuntes, el portátil, los bolígrafos, las reglas… y me voy al coche. Voy todo el camino de vuelta con la música muy alta para intentar relajarme, pero es como misión imposible.
    Llego al portal, cojo el ascensor y mientras espero a que me deje en el piso adecuado, intento arreglarme el pelo, la cara, la ropa… Da igual. Sigo pareciendo un proyecto de zombie. La puerta de mi casa hoy me parece más grande, más ancha y más pesada que de costumbre. Estoy tan nerviosa y ansiosa a la vez que necesito tres intentos hasta que consigo abrir la puerta. No hay ninguna luz encendida, pero el pasillo ha sido invadido por velas y pétalos de rosa de todos los colores. Hay un sobre en la pared. Lo cojo y leo el papelito que hay dentro.
    “Bienvenida a casa Princesa. Deja los zapatos de cristal para Cenicienta, al lado de la puerta”
    Sonrío. Me quito todo lo que me estorba y me quedo en vaqueros y con una camiseta. Voy despacio y a la altura del baño, me encuentro otra carta.
    “Es hora del té. El sombrerero loco te da cinco minutos para que pases al baño y te tranquilices. Recuerda: Al fin y al cabo, es tu no cumpleaños”
    Me invade un sentimiento de gratitud increíble. Tengo ganas de comérmelo a besos. Me echo a reír como una niña pequeña cuando veo un vestido blanco hasta el suelo, y un “te quiero” escrito con pintalabios en el espejo. Me doy una ducha rápida. De cuatro minutos exactamente. Me pongo el vestido y vuelvo al camino de rosas.
    Por fin llego a la puerta de mi habitación. Un cartel con el dibujo de Din-Don, el reloj de la Bella y la Bestia, dice:
    “Llama tres veces a la puerta señorita. Cuando escuches la música, será cuando puedas entrar”
    Así lo hago. Llamo. Me quedo escuchando expectante. Comienza a sonar la canción de mi película de Disney favorita, pero sin letra. Solo la melodía. Abro muy despacio la puerta y en seguida siento como las lágrimas empiezan a recorrerme las mejillas. Ya no puedo más. Es todo tan…. Tan….
    Las paredes de mi habitación están forradas con papel de regalo. Ese que me tiene enamorada desde que lo vi en la papelería de la calle mayor. Ese que está lleno de partituras. Además, Loumier, la señora Pots, y Bella también están aquí, repartidos por los pentagramas.
    Él está sentado en la cama, como si aquello fuese lo más normal del mundo. Como si no fuese increíble, especial, mágico… En la mesa hay un jarrón de cristal con rosas verdes. Me acerco y dejo la que él me ha dado esta mañana con las demás
    Verde… su color favorito. Verde… el color de la esperanza. Hasta ese momento no me había dado cuenta de lo adecuado que era ese color, porque para mí, él, era mi esperanza, mi mundo, mi vida…
    Solo puedo decir una cosa inteligente antes de besarle y perder la noción de tiempo:
    -          Te Amo



    domingo, 4 de marzo de 2012

    Ganas de Ti


    Salió de la ducha y apareció desnudo y mojado por la puerta. Las gotas de agua goteaban por su pelo, resbalaban por su cuerpo y acariciaban su piel sin compasión. Celosa se acerco y le besó, le tumbó en la cama, le atrapó entre su cuerpo y las sábanas y recorrió con su lengua cada centímetro de su piel. Poco tiempo después su ropa también había desaparecido, la luz del atardecer entraba tímida por la ventana, la música de fondo quedó ahogada por una nueva banda sonora donde los gemidos formaban la voz principal y el tiempo se detuvo para ellos.

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