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    Fantasmas Del Ático

    domingo, 29 de mayo de 2011

    Sin Detalles Morbosos

    Ya está. No puedo más. No puedo mantener esto que siento en silencio. No puedo callarme. Estarás contento. Lo has conseguido. ¿El qué? Tranquilo que yo ahora te lo explico.
    Has conseguido que tenga ganas de besarte. Bueno, besarte no, sino devorarte, hacerme dueña de tu boca y notar el roce de nuestras lenguas, prohibirte que tus labios se separen de mí. Has conseguido que quiera secuestrarte, que pierda la vergüenza y que mi único objetivo sea que me mires, que me toques, que me sientas. Has conseguido que te necesite a ti y a tu cuerpo a todas horas. Que me muera sino siento tus caricias, tus miradas. Has conseguido que quiera sentir cómo el agua cae sobre nuestros cuerpos desnudos y cómo caemos mojados en la cama para poder eliminar cada gota de H2O de tu cuerpo con mi lengua. Porque esto no es Física O Química. Sino Física Y Química. Una fusión perfecta de ambas que hace que mi casa de ensueño esté formada por ti y una cama. Has conseguido que quiera dejar de ser una niña buena que va al instituto en chándal, para querer descubrir qué se siente bajo el roce del encaje sobre mis pechos. Qué se siente cuando tú me lo desabroches y ocupes su lugar. Has conseguido que siempre tenga hambre. Hambre de ti, de tu presencia, de tu olor, de tu contacto.
    Si cariño. Eso has conseguido. Que sea pura lujuria enjaulada, encerrada, encadenada.
    ¿Había dicho que sin detalles? Lo siento, pero es imposible porque no hay nada que la religión católica no considere pecado en ti. Y eso soy yo. Una eterna pecadora compulsiva.

    " Cuando toco tu cuerpo, siento que pierdo el control"



    Princess_of_Hell

    viernes, 27 de mayo de 2011

    Melodía Mágica

    Voy por el pasillo vacío del instituto. Todas las puertas están cerradas y estoy sola en ese piso. De pronto, entre los largos corredores de paredes blancas, comienza a sonar una melodía. Corro buscando su procedencia y me detengo, respirando deprisa, en la puerta que recita “aula de música”. Es aquí. Lo sé. Me muerdo el labio inferior con inseguridad e intento abrir la puerta con miedo a que este cerrada. Pero no. La puerta se abre silenciosamente. La habitación de forma rectangular es tan blanca como los pasillos, decorada con varias filas de sillas verdes de madera. En cambio, en un rincón, como solo y abandonado, hay un piano. Me acerco con miedo, porque aunque desprende notas con sentido, no hay nadie sentado acariciando sus teclas. De pronto, te siento. Estás conmigo, estás ahí delante, eres tú el que está tocando el piano. Pero no estás. No te veo. Es imposible. Tú te encuentras a kilómetros de distancia. Me inquieto, pero tu presencia me incita a calmarme, a sentarme a tu lado. Indecisa… me siento y de algún modo imagino como tu brazo roza levemente el mío. No comprendo qué quieres. No dejas de tocar. Siempre repites las mismas notas. Me quedo embelesada mirando como las teclas suben y bajan a tu antojo. Entonces, me doy cuenta de que no quieres que vea. No quieres que te vea, que mire… quieres que sienta, que comprenda. Respiro tranquilamente satisfecha de haber descubierto uno de los misterios. Cierro los ojos y me concentro, pero quedo bastante frustrada al percibir solo la música. Tu presencia me anima a seguir intentándolo. Cierro los ojos de nuevo con más fuerza como si eso fuese a ayudar en algo e intento ver más allá de las notas que inundan la habitación. Y entonces lo siento… siento lo que sientes, lo que transmites. Las notas dejan de formar parte de una partitura y se convierten en tus sentimientos

    Percibo tu presencia, tu alegría, tu confianza, tu amor, tu felicidad, tu anhelo… y con más fuerza, gritando por encima de los demás sentimientos… percibo tu esperanza. Esperaza de futuro, de estar juntos, de cumplir nuestros sueños…

    En ese momento, en el que he descifrazo todo lo que escondía ese Sol, el La o el Fa, la música cesa. Siento como te levantas, y antes de que desaparezcas y abra los ojos, tus labios rozan los míos como si fuesen un suspiro. Me quedo sola. Bueno no. No estoy sola. Eso es lo que has querido decirme, ¿verdad?
    Que no estoy sola. Nunca. Que siempre estas conmigo. Que eres como la Luna, que aunque no te vea siempre estas ahí, y que no necesito verte para sentirte. Que siempre estarás a mi lado y que los kilómetros son solo producto de mi imaginación, porque no hay barreras ni distancias para nuestro amor.



    Nuestro amor es como una melodía, cuando te alejas mis palpitaciones vibran suavemente, cuando me exploras, siento que tambores resueñan en todo mi interior. Tus palabras son música para mi alma, tus caricias son suaves violines. Este amor es una sinfonía que jamás dejaré de sentir.



    Princess_of_Hell

    Kiss Me (XI)

    Quedaba comprobado que jugar a la consola durante horas no servía de nada en la vida real. No dije nada desde que sus labios habían abandonado mi mejilla. Sentía anhelo. Por primera vez desde hacía un año y medio no tenía miedo a enamorarme. Y aunque lo tuviese… ya hubiese sido demasiado tarde para querer echarse atrás. Tenía la sensación de que Lucan era especial, de que merecía la pena intentarlo. Atravesé las calles de Londres sin prisa, y al cabo de un rato, estaba aparcando en frente del restaurante. Era antiguo, pero conocía al dueño y sabía que su aspecto exterior no tenía nada que ver con la comida. Era normal que después de treinta años, los muebles pidiesen a gritos un cambio. Como ya esperaba, Lucan puso un gesto extraño.

    -         ¿Aquí es donde haces tus pociones?
    -         No – sonreí.
    -         Entonces vas a intentar envenenarme o algo. Si lo llego a saber rechazo tu invitación.
    -         Que tú tengas que pagar mucho para llevarme a un teatro de lujo, no significa que yo tenga que hacer lo mismo para que tengas la mejor cena de tu vida.
    -         Espera que me río. A no. Es que no puedo. No suelo reírme cuando se burlan de mí.
    -         Dame un voto de confianza, por favor.
    -         Lo que te daré será un voto de ojos cerrados.
    -         ¿Qué es eso?
    -         Los votos que es mejor no pensar ni mirar cuando los haces porque es probable que te arrepientas durante el resto de tu vida.
    -         Eres un desagradable.

    Entré en el local.

    -         ¿Tess?
    -         La misma - sonreí al camarero.
    -         Cuánto tiempo sin verte.
    -         Los exámenes, que secuestran a cualquiera.
    -         ¿Traes compañía? Eso es nuevo cielo. Prepararé entonces la mejor mesa para la pareja.

    No me dio tiempo a replicar. Le seguí sin prisa, sonriendo. Los años pasaban para todos pero él… seguía igual. Un poco encorvado, el pelo blanco, barba de varios días, olor a colonia de Nenuco y  unas arrugas debajo de los ojos que hacían notar su avanzada edad.

    -         En seguida os traigo la carta.
    -         Sin prisa Cris.

    En cuanto desapareció, tuve una avalancha de preguntas.

    -         ¿Cielo? ¿Pareja? ¿De qué le conoces? ¿Quién es? ¿Hay algo que no me has contado?
    -         Tranquilo. Hay demasiadas cosas que no sabes de mí como para enterarte de todas en un día.
    -         Pues creo que puedes ir empezando.
    -         Veamos… él es Cristian, un viejo amigo.
    -         Desde luego viejo sí que está.
    -         ¡Oye! ¡Qué no me refería a eso!
    -         Bueno, entonces tú dirás.
    -         Es un antiguo amigo de mi abuelo. Pasó una temporada en España y me enseñó varias jugadas que no conocía. Cuando fui a Barcelona…estaba allí. Me enteré de que tenía un restaurante en Londres. Su familia es italiana y aunque no tienen mucha clientela, sí se dejan caer por aquí lo suficientes como para poder tener el negocio familiar abierto. Es cocinero, pero por la edad, su hijote ha sustituido. Cuando me mudé aquí, tarde tres tardes enteras en encontrar el restaurante. Desde entonces… vengo aquí a menudo.
    -         ¿Y lo de cielo?
    -         Es algo cariñoso. Soy como su nieta adoptiva.
    -         ¿Y lo de pareja?
    -         Eso… es que siempre vengo sola. Nunca he traído a nadie antes. Eres el primero al que le enseño uno de mis “refugios”.
    -         Vaya… no sé qué decir.
    -         No hace falta que digas nada.
    -         Y… ¿cuántos refugios tienes?
    -         Dos.
    -         Y el otro, ¿cuál es?
    -         Si te lo dijese… ya no sería un refugio porque sabrías donde encontrarme siempre que quiero esconderme. Y a veces… lo único que quiero es desaparecer.
    -         Entonces… desaparece conmigo en un lugar donde nadie nos encuentre y miremos juntos las estrellas.



    Princess_of_Hell

    martes, 24 de mayo de 2011

    Solo Dímelo



    Dime que me quieres.
    Dime que con tus besos me haras volar.
    Dime  que estaremos juntos para siempre.
    Dime que el amor es eterno.
    Dime que tus caricias son prohibidas y que serán todas mías.

    Hellren, dime que me amas y no lo pienso. Salto.


    Princess_of_Hell

    miércoles, 18 de mayo de 2011

    Mata Para Mí

    Música muy alta. Personas, muchas personas en el mismo recinto iluminadas por luces de colores. Bullicio, movimiento, alcohol, drogas…
    Esa noche me aburría. Más de lo normal. En aquella fiesta no había nadie interesante. O eso pensaba hasta que entró él por la puerta. Entre tantas chicas medio desnudas y chicos sin estilo, me entretuve pensando qué haría un gótico en medio de la discoteca más pija de Madrid. Como era la hora de comer y no tenía ningún menú más interesante, me digné a acercarme a hablar con él. Cuando estuve a su lado, pude distinguir un ligero olor a tabaco impregnado en su chaqueta negra.
    -         Hola niño.
    -         ¿Niño? No me insultes. Soy mayor que tú.
    -         ¿En serio? – encarné una ceja - ¿Cuántos años tienes?
    -         Veinte, mientras que tú ni siquiera llegas a dieciocho.
    -         Claro, lo que tú digas. – me reí ante su ingenuidad.
    -         ¿Qué quieres?
    -         De momento hablar. ¿Qué has cenado?
    -         ¿Qué pregunta es esa? – como no contesté acabó respondiendo – Hace un par de horas he comido tortitas.
    Perfecto.
    -         Entonces estarás dulce. Ven, acompáñame.
    -         Ni de broma. Me has dicho que solo querías hablar.
    -         Te he dicho que “de momento” quería hablar. Y ese momento ya ha pasado. Ahora quiero comer.
    -         Para eso no te hago falta.
    -         Claro que sí. Eres mi comida.
    Fue curioso. En vez de miedo, vi compasión en su mirada. Creía que estaba loca. Eso era nuevo. Genial. Comida interesante.
    -         ¿Tienes algún tipo de enfermedad mental?
    -         Vaya, esa es casi nueva. La última vez que me preguntaron eso, la Ilustración comenzaba a llegar a España.
    Le cogí del brazo y le arrastré hasta un rincón sin gente, oscuro.
    -         Suéltame.
    -         Sí, lo haré en cuanto te quedes sin vida para dejar que te caigas al suelo.
    -         ¿Se puede saber cómo una chica tan guapa como tú puede llegar a ser tan agresiva?
    -         Contéstame a una cosa. ¿Crees en los vampiros?
    -         Sí.
    -         ¿En serio? – pregunté escéptica.
    -         Claro que sí. Si hay gente que es capaz de creer en Dios y nadie lo ha visto, ¿por qué no va a pasar lo mismo con los vampiros?
    Me gustó aquella contestación. Sonreí y le enseñé mis colmillos. Su gesto pasó a ser más serio, peros seguía sin ver miedo en sus ojos azules.
    -         Vas en serio. – no era un pregunta.
    -         Sí. – contesté – Te voy a dar a elegir porque me has caído bien. Vas a ser mi comida de esta noche. Eso no es negociable. La pregunta es, ¿bebo solo lo necesario para dejarte con vida o hasta el final?
    -         Lo primero.
    -         Si te dejo con vida me pertenecerás.
    -         Ya, claro. La respuesta sigue siendo la misma.
    -         Como quieras.
    Sería entretenido tener una mascota. Al menos por un tiempo, ya que la sociedad de ahora era tan aburrida como la antigua. Acababa de encontrar un alfiler en medio de muchísima paja. La última mascota duró una semana… ¿cuánto duraría él?
    Me acerqué a él, pegué mi cuerpo al suyo, le acaricié el cuello con los dedos, luego con la lengua y al final le mordí. No me había mentido. Estaba dulce. Estaba… exquisito. Para ser un gótico no estaba nada mal. Al final, después de quitarle alrededor de dos litros de sangre, tuve que parar, muy a mi pesar. Cuando me separé, se apoyó en la pared. Si lo dejaba allí, acabaría tirado en el suelo. Busqué su cartera. Se atrevió a mirarme mal, pero no hizo ademan de despegar los labios. Miré su dirección en el DNI. Mierda. Vivía en la otra punta de la ciudad. Como yo. No pensaba cargar con él. Salimos, le senté en un banco, llamé a un taxi y le di dinero. Cansada por haber estado rodeada de tantos despojos humanos, le dejé allí y me fui a casa.


    Princess_of_Hell

    domingo, 15 de mayo de 2011

    ¿Por qué No?

    [FRAGMENTO DEL LIBRO "Frio" DE Laurie Halse Anderson]

    ¿Por qué?¿Quieres saber por qué?
    Entra en una cabina bronceadora y fríete durante dos o tres días. Cuando las ampollas de tu piel hayan estallado y te hayas descamado, retuércete en sal gorda y después ponte ropa interior cosida con hilo de cristal y alambre de cuchillas. Vístete con tu ropa habitual, siempre y cuando te vaya estrecha.
    Fuma pólvora y ve al instituto para brincar entre aros, siéntate y suplica, cumple las órdenes. Escucha los murmullos que se cuelan en tu cabeza por la nohe, llamándote fea y gorda y estúpida y puta y zorra y lo peor de todo, "una decepción". Vomitas y te mueres de hambre y te cortas y bebes porque necesitas un anestésico y eso funciona. Durante un rato. Pero entonces el anestésico se convierte en venenoy para entonces ya es demasiado tarde porque ya estás colocada hasta el alma. Te está pudriendo por dentro pero no puedes parar.
    Te miras en un espejo y sólo ves un fantasma. Oyes gritar a cada latido de tu corazón y todo-absolutamente-todo está mal.
    "¿Por qué?" no es la pregunta correcta.
    Pregúntate "¿Por qué no?"


    Princess_of_Hell

    sábado, 14 de mayo de 2011

    Esta vez entre las Sábanas

    Esta vez quiero perderme entre las sabanas de mi cama, que me acaricien la piel y me protejan del horror. Quiero estudiar las arrugas caprichosas que dibujan a su antojo. Quiero que me ayuden a olvidar el estrés y que me acunen para que me introduzca en un sueño del que no quiero despertar. Quiero notar su suavidad, hacerme su amiga y firmar con contrato con ellas para que no tenga que irme nunca. Quiero que me ayuden a dejar la mente en blanco. No quiero pensar en nada. Ni en el instituto, no en las integrales, ni en los amigos… Ni en ti. Tampoco quiero pensar en ti. Porque últimamente solo me duele el corazón cada vez que lo hago. Porque siento que el futuro cercano esta a punto de caerse a pedazos.

    Sí… quiero perderme entre las sábanas de mi cama. Que solo existan ellas y yo… y entonces el mundo entero desaparezca.



    Princess_of_Hell

    sábado, 7 de mayo de 2011

    Déjate caer

    ¿Y qué se siente con la libertad?
    ¿Y qué se siente sin problemas?
    ¿Y qué se siente sin responsabilidades?
    ¿Y qué se siente sin nada que te agobie alrededor?

    Tú solo mira al vacío, no pienses en nada, respira y…

    Déjate caer.

    El viento será tu aliado, las nubes los jueces y la nada… tu mejor amiga.

    Después si quieres… vuelves a la realidad, pero de momento… solo déjate llevar.



    Princess_of_Hell

    martes, 3 de mayo de 2011

    Pregunta... em, sí, eres Especial.



    -         Tengo ganas de conocer a alguien especial.
    -         Sí, ya también. No me gustan las personas normales.
    -         ¿Te consideras rara?
    -         Sí. Un poco especial.
    -         Entonces, ¿te puedo hacer una pregunta?
    -         Claro, la que quieras.
    -         Si fueses un plastidecor, ¿de qué color serías?
    -         Eso es fácil. Negro.
    -         ¿Negro? ¿Por qué?
    -         Porque el negro combina con todo. Igual que el blanco. Pero el blanco se mancha en seguida, es muy débil. Llama mucho la atención pero luego no es nada. En cambio, el negro es todo lo contrario. Tiene personalidad.
    -         Entonces, ¿te consideras una persona con una fuerte personalidad?
    -         Sí. Eso creo. ¿Y tú qué color serías?
    -         Azul marino.
    -         ¿Por qué?
    -         Porque es el color del pensamiento, de la imaginación.
    -         Pero eso es subjetivo.
    -         Sí, tienes razón. – sonríe.
    -         ¡Entonces tienes una cabeza de mar! – se ríen los dos.
    -         Sí, será eso.
    -         Me toca preguntar. Si fueses un planeta o un satélite, ¿cuál serías?
    -         Ganímedes.
    -         ¿Por qué?
    -         No sé. Me gusta. ¿Tú tienes una respuesta más convincente?
    -         Claro. Yo sería la Luna. Está sola, pero no le hace falta nadie para brillar por sí sola. Puede que el Sol, pero aún sin él sería igual de bonita. Además, puedes decir que soy una lunática, o que estoy siempre en la Luna, inmersa en un mundo que no existe.
    -         Me has enamorado. – dice seguro de sí mismo.
    -         Pero si no me conoces.
    -         Sé lo suficiente de ti como para saber que eres especial.


    Princess_of_Hell

    lunes, 2 de mayo de 2011

    Kiss Me (X)

    Un beso. Conseguir eso en ella era todo un milagro. Con su explicación se me había ido el incomprensible ataque de celos, pero con el beso… con ese beso era capaz de olvidar todo. Contento con mi pequeña victoria, decidí ver hasta donde estaba dispuesta a llegar.

    -         Y si para ti los besos no tienen demasiado valor… dado que con el no ha significado nada y te ha tocado todo lo que ha querido y más… si yo te doy un beso, teniendo en cuenta que no me dejas acercarme, no pasaría nada ¿no?
    -         Sí, claro que pasaría.
    -         ¿Por qué?
    -         Porque no es lo mismo.
    -         Si yo te besara ¿Qué significaría para ti?
    -         Significaría algo que no estoy dispuesta a decirte.
    -         Con eso me estas confesando que mucho.
    -         Prefiero hacer una confesión silenciosa que decirlo en voz alta.
    -         Que sepas que esa me la apunto.
    -         Si quieres te dejo un bolígrafo.
    -         ¿Ese cutre de Victoria Francés?

    Me echó una mirada asesina.

    -         Sí, ese increíble, fantástico e insuperable bolígrafo de Victoria Francés.
    -         No gracias. Creo que mi complejo de Doris es capaz de retener esa información.

    No contestó. Parecía que estaba pensando.

    -         Tengo hambre. – dijo.
    -         Si quieres puedes comerme a mí. No me importaría.
    -         No tienes remedio. Gracias por la sugerencia pero creo que no me apetece comer Lucan al punto con salsa de especias extrañas.
    -         ¿Especias extrañas?
    -         Si te como a ti, la colonia va incluida.
    -         Jajajajaja. Muy bien. ¿Quedo tocado y hundido entonces?
    -         Depende. Si no tienes nada mejor que ofrecerme…
    -         Bueno, a lo mejor te apetece más Lucan con chocolate.
    -         Seguirías existiendo el problema de la colonia querido.
    -         Uff, querido… bueno, por el apodo cariñoso te dejo elegir.
    -         Qué amable. – se quedo callada unos segundos antes de decir –Te invito a cenar. ¿Te gusta la comida italiana?
    -         Por supuesto. Es una de mis favoritas.
    -         Menos mal. Hay algo en lo que estamos de acuerdo.
    -         Pero…
    -         Sí, claro. ¿Cómo no iba a haber un “pero”? era demasiado bonito para ser verdad.
    -         Pero, ¿no suele ser el chico el que invita?
    -         Pero… ¿desde cuando los convencionalismos van conmigo? – sonrió. Tenía razón.

    Mirando las calles y las personas que paseaban tranquilamente por el parque, le dije aquello que sabía que quería oír.

    -         Bailas bien.
    -         ¿A qué viene eso?
    -         A que querías saber mi opinión y yo había quedado en dártela.
    -         Creía que había quedado claro que te había traído porque soy la chica más mala del mundo y quería que vieses lo poco que me importas.

    Estaba seria, muy seria. Desde luego, mis palabras de antes la había hecho mucho daño. Me sentía mal y necesitaba arreglarlo.

    -         Hay algo en toda esa oración compuesta que es correcto. Estaba celoso. Mucho. ¿Para qué negarlo? Pero en el resto no has dado ni una.
    -         Es más o menos todo lo que me has dicho resumido en una frase. – dijo con indiferencia para ocultar lo que de verdad sentía.
    -         No. Eso es la interpretación que le has dado a mis palabras con esa increíble imaginación que tienes. Si dejamos a un lado todas las personas… Bailas genial. Es verdad que te falta un poco de técnica ya que no estás en una escuela de verdad, pero sabes transmitir al público el sentimiento adecuado en cada momento con la forma que tienes de moverte. Haces que los pasos parezcan sencillos, y desde luego se nota que te encanta lo que haces. Si quisieras… podrías dedicarte a ello profesionalmente. Porque además, el cuerpo te acompaña.

    Ya estaba. Dicho. Me sorprendí a mi mismo al ser capaz de ser tan sincero. De verdad pensaba que bailaba bien. De hecho me planteé presentarle algún día a mi hermana. Sería todo un reto estar una semana en sus clases.

    -         ¿Y a qué  viene esa confesión?
    -         Es mi forma de pedirte perdón. ¿Contenta?

    Me miró son diversión antes de hablar y seguir mirando a la carretera.

    -         En realidad no. ¿Qué has querido decir con lo de “el cuerpo te acompaña”?
    -         Es obvio.
    -         No estoy de acuerdo. Quiero una confesión a cambio de la mía.

    Me quedé pensativo valorando las posibilidades que tenía.

    -         Lo que pienso de tu cuerpo es demasiado comprometido como para decirlo en voz alta. Tendrás que conformarte son el adjetivo “perfecto”.
    -         ¿No cambiarías nada de mí? – parecía realmente sorprendida.
    -         ¿Para qué? Si cambias cualquier mínima cosa de ti, ya no serías tú. Y si no eres tú, ya no me gustarías porque habrías perdido ese imán que hace que no deje de pensar en ti. Y ya no solo del físico. Porque Nalla, no estoy enamorado de ti solo porque seas guapa, que lo eres. Sino que también estoy enamorado de tus defectos. Me encanta cuando me dices esas frases sin sentido y confiesas que no confías en mí. Porque al decírmelo me estás dando una oportunidad para intentarlo. Me encanta cuando se te olvidan las cosas porque estas nerviosa y sobre todo me encanta tu obsesión con el chocolate. Abre todo un abanico de posibilidades. – sonrío.

    La había dejado sin palabras y aproveché ese momento para devolverle el beso que ella me había dado antes. Antes de separarme la susurré al oído:

    -         I win.


    Princess_of_Hell

    domingo, 1 de mayo de 2011

    Kiss Me (IX)

    Conseguí que cambiase de cara. Pero no sabría decir si para bien o para mal.

    -         Vamos que entonces soy yo quien te da asco
    -         ¿Pero tú estas tonto o qué? Si me dieses asco no te habría traído, ¿no crees?
    -         Entonces me has traído para que te cuente lo mucho que me gusta que un tío te diga a gritos que le des su número de teléfono. Porque sino no lo entiendo.

    Ahora la que se estaba empezando a cansar y a enfadar de tanta estupidez era yo.

    -         Te he traído porque me apetecía, porque quería compartir contigo una de las cosas que más me gustan en este mundo y porque quería que me vieses bailar para que me dieses tu opinión.
    -         ¿Y qué más da mi opinión?
    -         Pues si que da. ¡Y mucho!- grite sin darme cuenta de lo que decía.

    Su expresión se relajo, pero ni mucho menos dio la partida por perdida.
    -         ¿Quieres saber lo que pienso? Que no me sirve de nada ver lo bien que bailas y el tipazo que tienes si luego dejas que te bese cualquiera y por el contrario, ni si quiera me dejas que te coja de la mano. Eso es lo que pienso.
    -         ¿Pero se puede saber que te pasa con los beso? ¿Tienes algún trauma de la infancia? Qué pasa, ¿Qué tu madre no te daba un beso de buenas noches? Porque de verdad que no te entiendo.
    -         Perfecto. ¿Y luego el que se supone que no tiene neuronas soy yo? ¿El qué no entiendes? – dijo ofendido.
    -         Pues tu actitud. Si llego a  saber que me vas a montar un numerito, no te digo nada.
    -         Genial. Entonces lo que no entiendes es que te quiero. Una buena revelación.

    Me quede muda de asombro. Antes, en el coche, lo había dejado caer, pero es que ahora me lo había dicho directamente. Y lo peor es que a mi… me gustaba la idea. Demasiado. No espero una contestación, porque yo creo que en el fondo, los dos sabíamos que aquella conversación había finalizado. Fuimos silenciosos hasta el coche. Por alguna estúpida razón me sentía mal por lo que había pasado. En cierta forma, tenía que reconocer que llevaba razón. El se portaba siempre bien conmigo, y yo solo le daba un eterno rechazo como moneda de cambio. Y eso no estaba bien, porque aunque alguna vez le confesase que era importante para mí, sabía de buena tinta que las palabras no son suficientes si no se demuestran con acciones que las respalden.
    La verdad de aquella conclusión me asusto. ¿Estaría empezando a sentir algo más que aprecio, cariño y amistad por Lucan? Lo más probable, es que sí. Necesitaba darle una explicación. Cuando cerramos las puertas, rompí el silencio que reinaba entre nosotros.

    -         No es un cualquiera.
    -         ¿Perdón? – dijo distraído sin prestar mucha atención.
    -         Que el chico al que he besado, no es un cualquiera. Se llama Ismael. Lo conozco desde que llegué aquí y paso muchas horas a la semana con él a lo largo del curso.
    -         ¿Piensas que con eso queda todo arreglado?
    -         No. Pero no he terminado. Así que calla y escucha. Me ha enseñado todo lo que sé. Le aprecio mucho como amigo y como bailarín. El beso que tanto te ha molestado no estaba en el guión. Se había comentado alguna vez, pero ninguno de los dos queríamos. Pero justo antes de salir al escenario, nos han comunicado que había venido un caza talentos, y el quiere una beca para poder dedicarse al baile profesionalmente. Entonces, en cuestión de segundos, las cosas han cambiado. Me lo ha pedido como favor, y yo he aceptado para agradecerle todo lo que ha hecho por mí. Al final, ha resultado funcionar, porque se han fijado en él. Pero ese beso, no ha significado nada Lucan. De verdad.

    Le miré para ver que decía, y como no decía nada, intenté leer en su expresión lo que pensaba. Me miraba con desconfianza.

    -         Claro, lo que tú digas. Las brujas pirujas con poderes mienten, y cuando has admitido el mucho cariño que le tienes, has perdido las pocas posibilidades de que te crea.
    -         Es gay.

    Parece que eso funciono. Estaba perplejo, no se lo esperaba.
    -         ¿Me estás tomando el pelo?
    -         No. No acostumbro a comer pelo.

    Sonrió. Por fin se le había pasado en enfado. Era como un niño cuando consigue su caramelo.

    -         Entonces seguiré luchando por un beso tuyo. Por lo que parece no está todo perdido.

    Quería sorprenderle. ¿Cómo? Era fácil. Antes de arrancar me incliné hacia él y le di un casto beso en la mejilla.



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