Páginas

    Fantasmas Del Ático

    martes, 22 de febrero de 2011

    Kiss Me (II)

    Estábamos en la mejor discoteca de la ciudad. El padre de una compañera de clase era el dueño del local y habíamos decidió hacer allí la fiesta de fin de curso. Tenía al lado a una chica extremadamente irritante contándome cómo la había dejado su proyecto de novio número 7, cuando sonó “A Little piece of heaven” en mi móvil que indicaba que alguien se había acordado de mí mandándome un sms. Fui hasta mi bolso, cogí el teléfono y leí el mensaje.
    [Nalla, ¿sabes que estás preciosa esta noche?]
    No tenía ese número registrado en la agenda, pero no cabía la posibilidad de equivocarse. Era Lucan.
    Todavía recordaba aquellos primeros días de clase, cuando no conocía a nadie porque era nueva en la ciudad. Era normal que encontrase en clase gamberros repelentes, pero nunca había visto a nadie como él. Con Lucan el significado de gamberro insolente cobraba un nuevo sentido. Desde el primer día había conseguido llamar mi atención, pero su actitud me exasperaba. Era imposible que olvidara aquel día cuando el profesor de lengua le cambio de sitio colocándolo a mi lado, ya que no le dejaba dar clase y mi compañera no había venido. Le di las gracias a Dios. ¡Menos mal que sólo fue una clase! Que chico más descarado. Menudo fantasma estaba hecho. Desde ese día, no solo me gane el apodo de Nalla, que no sabía qué significaba, sino también una imagen completa de su cuerpo. Rondaba los dos metros, sus ojos eran verdes, sus dientes perfectos, sus labios comestibles, su pelo tenía una mezcla de castaño y rubio, sus brazos fuertes y las camisetas ajustadas que llevaba le sentaban genial. Era una lástima que fuese tan imbécil.
    Releí el mensaje, y cansada de tanta tontería decidí contestarle. Yo también sabía jugar.
    [Si tanto te gusto, por qué no vienes y me lo dices a la cara]
    Lo envié, le miré, sonó su móvil y nuestras miradas se encontraron. Dos minutos después estaba leyendo su respuesta.
    [Porque si me acero, corres el peligro de que te haga mía para siempre]
    El juego acaba de empezar.
    [Eso habría que verlo]
    ******
    Sí, definitivamente esa chica estaba loca. ¿Me había desafiado? No sabía por qué ya que se había encargado de demostrarme durante el curso que me prefería más bien lejos. De todas formas no esperaría a que me lo repitiera dos veces. Me acababa de dar la oportunidad que llevaba meses buscando. Me despedí de mis amigos, me eché la cazadora de cuero al hombro, cogí las llaves de la moto y me acerqué a ella.
    -         Tengo que repetir lo guapa que estás ¿o podemos pasar directamente a cuando te cojo por la cintura y te saco de aquí para evitar miradas indiscretas?
    -         Contigo la discreción es misión imposible, pero estoy de acuerdo con eso de marcharnos.
    La sonreí. Tan directa como siempre. Me fascinaba la habilidad que tenía para meterse conmigo en cada frase que pronunciaba.
    -         En ese caso las señoritas primero. – le pasé el brazo alrededor de la cintura.
    -         ¿Qué haces? No recuerdo haberte dicho que estuviese dispuesta a dejar que me toques.
    -         Tampoco has dicho lo contrario.
    -         Creí que era bastante obvio, por lo que decidí saltarme esa parte. – parecía enfadada – Lo siento, pero aquí las normas del juego las pongo yo.
    Ninguna chica me había hablado así antes. Por lo general todas aceptaban todo lo que decía sin más. Levanté las manos con cara inocente.
    -         Como quieras. Pero no me comas.
    -         ¿Tengo que reírme? – dijo mientras levantaba una ceja.
    -         No. Solo era un consejo. Con lo pequeñita que eres podría provocarte una indigestión.
    Si añadir nada más, se dio la vuelta y se fue. La seguí con el convencimiento de que tendría que cambiar mi actitud. La fachada que triunfaba con todos, a ella la ponía de mal humor. Decidí dejar de hacer el imbécil y esforzarme en ser yo mismo. Tess me gustaba de verdad. Quien no arriesga no gana.
    ******
    Salí a la calle satisfecha de mí misma. Acababa de ganar el primer asalto.
    -         ¿Te gusta el café? – me preguntó.
    -         Prefiero el chocolate, ¿por?
    -         Porque dada tu forma de ser, antes de invitarte a dar un paseo en mi moto, creo que tengo más posibilidades de acertar si te invito a un café. – sonreí al escucharlo.
    -         Vas aprendiendo. ¿Se te ocurre a dónde podríamos ir?
    -         A 5 minutos de aquí está Covent Garden. Allí seguro que encontramos algo que te guste.
    Tenía que reconocerlo. El había ganado el segundo.
    Media hora más tarde, ya tenía mi chocolate caliente frente a mí y una sonrisa de felicidad en la cara.
    -         ¿Puedo preguntar por qué te dedicas a evitarme? Es algo bastante molesto.
    -         Entonces ¿por qué tú sigues perdiendo tu tiempo en molestarme? – pregunté.
    -         Bueno, soy bastante cabezota.
    -         Ya somos dos. – admití – Si me permites un consejo, el problema es tu actitud. Tienes una forma de ligar bastante… prehistórica.
    -         Jajaja. ¿Tú dándome consejos? Perdóname Nalla. – me guiñó un ojo y añadió – Si quieres puedo mostrarte mi gran don oculto para conquistar a una mujer.
    -         ¿Estás de broma? – parecía que se estaba riendo de mí.
    -         Para nada. Yo no bromeo con eso. – se puso repentinamente serio - Si me lo permite vuestra merced, os dedico los siguientes versos:
    Tu presencia me enajena,
    Tus palabras le alucinan,
    Y tus ojos me fascinan.
    Me quedé sin palabras, anonadada, y de pronto al darme cuenta de lo absurdo de la situación empecé a reírme.
    -         Me ofende señorita.
    -         ¿Has leído don Juan Tenorio?
    -         Al igual que tú por lo que veo. – cambio de gesto - ¿Por qué te gusta el chocolate? – cambio de tema radical. ¿Era bipolar?
    -         No sé, me encanta su sabor. Se podría decir que soy adicta al chocolate.
    -         Supongo que prefieres el negro.
    -         ¿Cómo lo has sabido? – pregunte sorprendida.
    -         Lo he intuido. Es que dada tu actitud, no quedaba otra. Cualquier otro tipo de chocolate es demasiado dulce para ti. El amargo te viene que ni pintado.
    -         Eres idiota. – me cogió el bolso - ¿Qué haces?
    -         Bueno, ya que has descubierto que no soy un inculto como pensabas, tengo derecho a descubrir algo tuyo.
    -         Que te sepas un par de versos no significa… - no me dejó acabar la frase.
    -         ¿Por qué llevas post-its en el bolso?
    -         Por si necesito apuntar algo. – dije mientras me encogía de hombros.
    -         Pues apúntate esto.
    Cogió el bolígrafo de Victoria Francés y comenzó a escribir algo. Despegó la hoja y se la pego en la boca. En ella ponía:
    [Kiss me]
    Abrí mucho los ojos por la sorpresa. El se empezó a reír de mi expresión y me contagió la risa. En ese momento la puntuación era 2-1 a su favor.
    Se empeñó en acompañarme a casa, y cuando llegamos a mi portal nos quedamos callados. Al final decidí preguntarle:
    -         ¿Qué significa Nalla?
    -         Amor mío.
    Perfecto, antes de estropear nada era mejor que pasásemos del asunto, asique confesé:
    -         Me lo he pasado muy bien. Reconozco que me has sorprendido.
    Cuando levanté la vista, me quede hipnotizada, perdida en ese color verde.
    -         Nunca he conocido a nadie que me intimidase tanto como tú.
    -         ¡Qué dices! Pero si yo no intimido a nadie. – era lo que pensaba - ¡Mírame!
    -         Mirarte es lo que más me intimida.
    Una vez más me quedé sin saber qué decir. Se acercó y me beso en la frente.
    -         Te llamaré. – sonó a promesa.
    Sin decir ni hacer nada más, se dio media vuelta y se fue desapareciendo por una calle paralela a Picadilly Circus. Tuve que reconocer que había perdido 3-1. Unas palabras se formaron en mi mente.
    Game Over
    Desde luego, algunas apariencias engañan.


    Princess_of_Hell

    5 comentarios:

    1. Me gusta un montón esta historia. Ademas la parte final encaja muy bien, no sabia que al final ibas a poner ese dialogo ^^

      ResponderEliminar
    2. meeeee encanta!
      tan auténtico, tan genial :)
      sigue así!
      que volveré a ver como termina este "kiss me" ;)

      ResponderEliminar
    3. Chocolate, Victoria Francés, ojos verdes y poesía, todo en un mismo relato...
      ¿Hay una combinación mejor? :)
      Aunque me ha faltado banda sonora, ¿a qué suena el relato?

      ResponderEliminar
    4. Vaya, me habías hablado bien de esta historia, pero las palabras se te quedaron cortas.

      Enhorabuena por escribir esta mmm... obra maestra ^^. En cuanto a la pregunta que hiciste, está claro que sí, sácalo adelante!

      ResponderEliminar
    5. Es...alucinante de verdad, estas hecha toda una artista Princess Of Hell :)

      ResponderEliminar

    Chat gratis