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    Fantasmas Del Ático

    domingo, 17 de julio de 2011

    Cuídame. Lo necesito.

    Llego a casa cansada de todo el día y me da la bienvenida el dulce sabor de un chocolate caliente. Sigo el olor mientras me descalzo, dejo olvidados esos horribles zapatos de tacón y entro al salón con los ojos cerrados. Cuando los abro, descubro miles de velas repartidas por las esquinas y un cuenco con el chocolate. En el marco de la puerta que da a la cocina, está mi querido ángel caído con una perfecta sonrisa de triunfo.
    -         Sabía que te gustaría la idea. Nunca falla.
    -         ¿Y de verdad crees que es una buena idea cuando mañana tengo que madrugar? Estoy cansada hellren y me apetece dormir.
     
    Frunce los labios casi imperceptiblemente y desvía la mirada. La verdad es que esta guapísimo sin camisa y con esos vaqueros blancos que piden a gritos ser desabrochados. Suspira y cuando me vuelve a mirar sé que ha decidido no darse por vencido. Se acerca a mí despacio, se inclina, se mancha el dedo de chocolate, y cuando esta a centímetros de mi cuerpo, esparce ese chocolate por mis labios. Saco la punta de mi lengua para limpiarme sin quitar mi mirada de esos preciosos ojos oscuros.
    -         Eres una mala persona.
     
    Se inclina y me susurra al oído:
    -         Es que desde que te conocí ya no sé distinguir el bien del mal. Solo existes tú y lo que siento por ti
    -         ¿Y se puede saber quien soy para hacer algo así? – pregunto con mala intención.
    -         Lo sabes de sobra. Mi princesa.
    Me encanta cuando consigo que me diga lo que quiero, pero sé que hoy está ganando él. Suspiro. No me gusta cuando me siento fuera de combate pero tengo que reconocer que hoy no me esperaba algo así. Me separo para mirarle a los ojos de nuevo. Necesito su mirada para seguir adelante cada día. Necesito su comprensión, su ilusión, sus ganas de sorprenderme. Sé que en cuanto roce sus labios estaré perdida, pero es que esta noche, a la luz de mil velas, quiero estar en un sitio donde no tenga que tener miedo. Necesito que esta noche sea mi querido ángel el que me abrace y me diga que todo está bien. Y mañana, cuando salga el sol volveré a ser fuerte. Lo prometo.
    Le abrazo y busco instintivamente esas alas que nunca consigo encontrar. Esas que sé que me abrazan cada noche.
    Le empujo hasta el sofá, me hago dueña del chocolate y le beso sin contemplaciones. Sólo la noche sabe cuan satisfactoria puede ser la tortura más dulce del mundo.



    Princess_of_Hell

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