- ¿Piensas irte así?
+ ¿Qué pasa?
- Que llevas los pantalones del pijama. ESO es lo que pasa. ¿De verdad que no tienes intención de cambiarte de ropa?
+ No. Total, para lo que voy a hacer...
Le miré todo lo mal que pude. ¿Pero cómo podía ser así?
- Como no te pongas otra cosa me niego a ir contigo por la calle.
+ ¿Me lo dices enserio?
- Por supuesto. Lo que me faltaba... seguro que al final cuando vivamos juntos y llevemos diez años casados iras sin afeitar, con zapatillas de estar por casa, sin peinar.... apuff. ¡Prefiero no imaginármelo! Si no te cambias me voy a casa yo sola.
Se echó a reír. Me reconí a mí misma que a lo mejor había sido un poco exagerada, pero me daba igual. Se acercó, me abrazó y me dijo al oído para que solo lo escuchase yo:
+ Por ti iría todos los días de traje si tú me lo pidieses.
- Si tú no tienes de eso.
+ Da igual, me los compraría.
Y al final, antes de cambiarse me dio uno de esos besos que me dejaban en un mundo paralelo donde desaparecía hasta el tiempo.
>.< que bonitooo (LL) me encanta jaja ;3
ResponderEliminarMuy bonito..sí,pero concuerdo con el comentario anterior...¿hasta dónde coaccionamos a otros para que cambien por nosotros?
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