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    Fantasmas Del Ático

    viernes, 23 de marzo de 2012

    Más tarde… ya tocaría arrepentirse.

    [Siempre escribo estas cosas como “ella” y en pasado, pero es que parece que si es “ella” y es pasado… no destruye tanto]


    Tenía que pasar. Lo sabía. Tarde o temprano pasaría. Al principio del día fue tan ingenua de pensar que las lágrimas se caerían mezclándose con el agua de la ducha y que nadie se enteraría. Pero eso no pasó. No… tuvo que pasar esa noche. Esa noche que estaba con él después de llegar de una fiesta con un par de copas de más. Sus ojos se llenaron de agua y vieron borrosos como él se preocupaba alarmado pensando qué había hecho mal. Ella le abrazó para evitar que la viese así mientras intentaba contener el llanto como hacía siempre.
    -          Tranquila. – la dijo - ¿Qué te pasa?
    -          Nada.
    -          Sabes que me puedes contar lo que sea. Que yo siempre estaré ahí. ¿Puedo ayudarte en algo? – ella negó en la cabeza -  ¿Es por tus padres, por los estudios, por lo agobiada que estás últimamente? – ella movió la cabeza afirmativamente sin dejar de abrazarle - ¿Tiene algo que ver conmigo?
    Ella negó aquello rotundamente. ¿Cómo podía pensar eso? No se daba cuenta de que gracias a él  podía seguir cada día un poquito más. Que era gracias a él por el que a veces seguía estudiando aunque no creía en sí misma. No se daba cuenta de que abrazándola ya la estaba ayudando. Ya estaba dándola lo que más necesitaba.
    Pero claro… él no sabía que ella siempre lloraba sola cuando nadie la veía, que nunca se apoyaba en nadie ni le contaba las cosas más raras y destructivas que la pasaban. Nadie estaba nunca allí para darla un abrazo y decirla que todo estaba bien aunque fuese mentira. Aquello era nuevo. Al final acabó llorando sin poder evitarlo. Lloraba por todo en general. Por más que él la hablaba ella solo se limitaba a asentir, y hasta cuando consiguió hacerla sonreír… se quedó callada sin decir nada. Justo en ese momento, en el que las palabras “No sé qué haría sin ti” eran más ciertas que nunca, tampoco fue capaz de decírselas. A lo mejor era por eso. Porque nunca lo había sentido con tanta fuerza, y la daba miedo.
    Solo sabía que se había derrumbado en el momento equivocado, que no podía parar de llorar y que lo único que quería era quedarse abrazada a él intentando olvidar todo lo demás.
    Más tarde… ya tocaría arrepentirse.

     

    3 comentarios:

    1. No hay porque arrepentirse de algunas situaciones que nos encontremos en la vida, y mucho menos si se encuentra uno con presión por todos los sitios. Además los Vampiros no están únicamente en este mundo para chupar la sangre y ser perseguidos... Confía en tí, y conseguirás todo =)

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    2. Yo casi siempre he llorado en momentos cuando no estaba esa persona conmigo, y más una cuando está enamorada y no sabes que no eres correspondida pero sigues con esa ilusión, lo mejor es que importa que esa persona esté contigo, a la que te da muchos apoyos, y la que te quiere en realidad. A mí no me gusta que alguien me vea llorar porque a la otra persona se siente fatal e incluso llora también y me siento mal, a veces porque no quiero que esa persona se sienta mal no podría soportarlo, aún así lloro.
      Un besito espero que pases una buena semana, hacía tiempo que no te visitaba, ^^ hasta luego.

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    3. Me sabe mal decirlo,pero a mi me parece una escena muy bonita,tierna,aunque triste..

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