Páginas

    Fantasmas Del Ático

    viernes, 27 de mayo de 2011

    Kiss Me (XI)

    Quedaba comprobado que jugar a la consola durante horas no servía de nada en la vida real. No dije nada desde que sus labios habían abandonado mi mejilla. Sentía anhelo. Por primera vez desde hacía un año y medio no tenía miedo a enamorarme. Y aunque lo tuviese… ya hubiese sido demasiado tarde para querer echarse atrás. Tenía la sensación de que Lucan era especial, de que merecía la pena intentarlo. Atravesé las calles de Londres sin prisa, y al cabo de un rato, estaba aparcando en frente del restaurante. Era antiguo, pero conocía al dueño y sabía que su aspecto exterior no tenía nada que ver con la comida. Era normal que después de treinta años, los muebles pidiesen a gritos un cambio. Como ya esperaba, Lucan puso un gesto extraño.

    -         ¿Aquí es donde haces tus pociones?
    -         No – sonreí.
    -         Entonces vas a intentar envenenarme o algo. Si lo llego a saber rechazo tu invitación.
    -         Que tú tengas que pagar mucho para llevarme a un teatro de lujo, no significa que yo tenga que hacer lo mismo para que tengas la mejor cena de tu vida.
    -         Espera que me río. A no. Es que no puedo. No suelo reírme cuando se burlan de mí.
    -         Dame un voto de confianza, por favor.
    -         Lo que te daré será un voto de ojos cerrados.
    -         ¿Qué es eso?
    -         Los votos que es mejor no pensar ni mirar cuando los haces porque es probable que te arrepientas durante el resto de tu vida.
    -         Eres un desagradable.

    Entré en el local.

    -         ¿Tess?
    -         La misma - sonreí al camarero.
    -         Cuánto tiempo sin verte.
    -         Los exámenes, que secuestran a cualquiera.
    -         ¿Traes compañía? Eso es nuevo cielo. Prepararé entonces la mejor mesa para la pareja.

    No me dio tiempo a replicar. Le seguí sin prisa, sonriendo. Los años pasaban para todos pero él… seguía igual. Un poco encorvado, el pelo blanco, barba de varios días, olor a colonia de Nenuco y  unas arrugas debajo de los ojos que hacían notar su avanzada edad.

    -         En seguida os traigo la carta.
    -         Sin prisa Cris.

    En cuanto desapareció, tuve una avalancha de preguntas.

    -         ¿Cielo? ¿Pareja? ¿De qué le conoces? ¿Quién es? ¿Hay algo que no me has contado?
    -         Tranquilo. Hay demasiadas cosas que no sabes de mí como para enterarte de todas en un día.
    -         Pues creo que puedes ir empezando.
    -         Veamos… él es Cristian, un viejo amigo.
    -         Desde luego viejo sí que está.
    -         ¡Oye! ¡Qué no me refería a eso!
    -         Bueno, entonces tú dirás.
    -         Es un antiguo amigo de mi abuelo. Pasó una temporada en España y me enseñó varias jugadas que no conocía. Cuando fui a Barcelona…estaba allí. Me enteré de que tenía un restaurante en Londres. Su familia es italiana y aunque no tienen mucha clientela, sí se dejan caer por aquí lo suficientes como para poder tener el negocio familiar abierto. Es cocinero, pero por la edad, su hijote ha sustituido. Cuando me mudé aquí, tarde tres tardes enteras en encontrar el restaurante. Desde entonces… vengo aquí a menudo.
    -         ¿Y lo de cielo?
    -         Es algo cariñoso. Soy como su nieta adoptiva.
    -         ¿Y lo de pareja?
    -         Eso… es que siempre vengo sola. Nunca he traído a nadie antes. Eres el primero al que le enseño uno de mis “refugios”.
    -         Vaya… no sé qué decir.
    -         No hace falta que digas nada.
    -         Y… ¿cuántos refugios tienes?
    -         Dos.
    -         Y el otro, ¿cuál es?
    -         Si te lo dijese… ya no sería un refugio porque sabrías donde encontrarme siempre que quiero esconderme. Y a veces… lo único que quiero es desaparecer.
    -         Entonces… desaparece conmigo en un lugar donde nadie nos encuentre y miremos juntos las estrellas.



    Princess_of_Hell

    3 comentarios:

    1. Entonces… desaparece conmigo en un lugar donde nadie nos encuentre y miremos juntos las estrellas. PRECIOSO!!!

      ResponderEliminar
    2. Todos tenemos nuestros refugios, pero acabamos enseñándoselos a alguien... porque, en el fondo, necesitamos que nos encuentren.
      Me gusta (:

      ResponderEliminar
    3. Dios... soy yo :$ queda demostrado...

      ResponderEliminar

    Chat gratis