Páginas

    Fantasmas Del Ático

    jueves, 27 de enero de 2011

    4 - Un Mundo Nuevo



    El paisaje de las olas, el movimiento vertical de una montaña rusa, cambió radicalmente en segundos. Todo quedo en silencio. Una visión azul cubrió mi alrededor. El ordenador de mi muñeca, marcaba el aumento de profundidad. Un metro, tres, siete, diez… De forma periódica los oídos empezaban a dolerme por la diferencia de presión y tenía que hacer algo al respecto. Según me iba comprimiendo, el cinturón de plomos me iba quedando más grande, el chaleco ya no lo notaba. Y sobre todo… silencio. Era una sensación de paz indescriptible. Solo se escuchaba el sonido de mi respiración y las burbujas que producía. Los movimientos se hicieron más lentos y de pronto, mis rodillas tocaron el suelo a once metros y medio de profundidad. Ajuste el equipo a mi cuerpo, que se había hecho más pequeño. Mire a mí alrededor. Algunos buzos se estaban marchando, otros seguían descendiendo, y al final, después de un par de vistazos generales, encontré a mi padre.
    Cuando nos reunimos todos comenzamos el paseo, pero nada más girar la roca, un banco de barracudas nos cerraba el paso. Mi padre seguía avanzando, pero yo era incapaz. Sus ojos parecían mirar a la nada. Su forma alargada y su color plateado a veces las hacían invisibles. Pero lo peor de todo era la clara visión de muchísimos dientes afilados.
    Stefan se puso a mi lado. Me dijo por señas que me relajara, y al ver mi cara de susto me cogió de la mano para avanzar juntos. Después de un par de minutos que se me hicieron eternos, las dejamos atrás. Más relajada le solté, le dije que estaba bien y me adelante apara colocarme al lado de mi padre, que era mi compañero.
    Vimos un par de morenas antes de encontrar a un pulpo fuera de su cueva, qué preciosidad. Una de las veces en las que Stefan estaba delante de mí, le cogí una aleta, tiré hacía atrás y cuando me miro con el ceño fruncido me quite el regulador el tiempo necesario como para sacarle la lengua. Más tarde me devolvió la jugada. Alguien me dio un par de golpecitos en el hombro izquierdo. Me gire, me gire, me gire… di una vuelta tontísima sobre mí misma antes de encontrarle al otro lado riéndose. Cruce los brazos como si estuviese enfadada de forma teatral y me fui. Un montón de castañuelas pasaban tranquilamente por nuestro lado. Atrás quedaban anémonas, doradas, doncellas, nudibranquios…
    A lo lejos vimos un agujero negro enorme. Una cueva. Fuimos y entramos. Es muy divertido cuando encuentras una porque al entrar no se ve nada. Es eso, un agujero negro. Se encienden las linternas, se explora y al salir el paisaje te regala una imagen preciosa combinando la luz que se filtra desde la superficie, el negro de alrededor y el fondo marino de fuera.
    Cuando más o menos a todos nos quedaban 100 bares de presión, dimos la vuelta. De camino tuve un percance. En los 25 minutos que llevábamos bajo el agua había visto muchos meros, pero… en ese momento el mero más grande que había visto en mi vida nadaba hacia mí, con esa cara tan horrorosa que tienen y con la boca abierta. Invertí el sentido de la dirección en la que nadaba. En vez de aletear hacia adelante lo hice hacia atrás. Como el pez no cambiaba de dirección, solté un grito involuntario a la vez que me chocaba con mi padre. Cuando tenía al bicho a medio metro de distancia, giro a la derecha y se fue dejándome al borde del infarto. Cuando llegamos a la zona del cabo del ancla nos encontramos con una corriente fortísima. Nos agarramos a la cuerda para no alejarnos mientras hacíamos los tres minutos de descompresión a seis metros. Parecíamos banderas. En medio de ese cúmulo de cuerpos negros, vi que aparecía por detrás de un buzo un pez luna, y como son muy raros de ver, fascinada, avise a los demás para que lo vieran.
    Salir a la superficie significa decir adiós a la tranquilidad. En una hora el mar había cambiado su aspecto por completo. Ya no estaba apacible, se había enfadado.

                                                                                                                (Continuará)

    Princess_of_Hell

    1 comentario:

    1. Bueno, tal y como te dije, aqui estoy comentando ahora que puedo ^^,

      Te podría decir que esta historia está escrita con la misma intención con la que se escribe una canción lenta ( llamémoslo balada ). Ya sabes que la música es lo mío y siempre intento asemejar las cosas a ese campo, ya que es en el que mejor me defiendo. Para que tú me entiendas, el objetivo de estas canciones, es justo el que has conseguido en la historia, ahora verás la razón.

      Bien, en primer lugar haces una descripción de lo que ves, de lo que puedes percibir a tu alrededor. Todo está en calma, aunque tan solo sea relativa, pues en el mar nunca se está en calma a pesar de que la haya. Ésta, y no otra, es la parte realista, la parte que es de verdad, lo que te lleva a introducirte realmente en ese mundo.

      Justo después, añades una parte de fantasía, le das TU toque personalizado a la historia, una parte en la que tu mente desarrolla algo que podría pasar. En este momento, la tranquilidad realista de la que te hablaba antes, desaparece para dar paso a una alteración que se queda presente en el cuerpo, como diciendo '' Es mejor no bajar la guardia por si acaso ''.

      Sigues con otro momento de fantasía, en el que describes la armonía del momento, al estar en el lugar que quieres estar, dándose la circunstancia adecuada. Pero la cosa no acaba ahi, si no que añades un toque más fantástico al describir esa sensación que tienes cuando exploras una cueva marina, pues a pesar de que la sensación sea realidad si visitáramos un sitio así, el hecho de leerlo siendo irrealizable, lo convierte en algo fantástico.

      Sin embargo, la parte donde esto llega al clímax, es al final. El hecho de imaginarte ese pedazo de bicho, nadando hacia ti, en un lugar desconocido y en el que la experiencia en comparación a los seres que habitan el mar es nula prácticamente, proporciona una sensación de agobio similar a la real si eres una persona que se deja absorber por lo que lee.

      Ya termino con este ''pequeño análisis'' ( sí, ya sé que es demasiado largo para ser considerado pequeño U.U' xD ), y te hago algo más que una opinión objetiva. Sólo decirte que la frase con la que has terminado: '' Ya no estaba apacible, se había enfadado '', me ha encantado, es una gran forma de terminar este capítulo, y si alguien dice lo contrario, miente!

      Para mi gusto, estás haciendo un trabajo excelente con estas historias. Me gustan, están escritas para sacar a la gente del mundo real aunque sea por unos minutos. Las descripciones que hacen son geniales, y realmente puedes llegar a ver el mar si te dejas llevar. Así que ya sabes lo que tienes que hacer, y lo que yo te recomiendo... SIGUE ESCRIBIENDO!

      ResponderEliminar

    Chat gratis